domingo, 27 de octubre de 2013

TÓXICO

Personas que te machacan, te cortan las alas, te humillan, te menosprecian y te ahogan bajo el manto de la infelicidad. Personas tóxicas.
Los breves instantes de felicidad que logras arrebatarle a la vida se apagan rápidamente como la frágil llama de una vela sometida a un vendaval. La sonrisa se te vuelve agria en la cara y empiezas a notar cómo se te forma un nudo en la garganta que te dificulta la respiración. Tus músculos se contraen involuntariamente, adoptas una postura tensa; te sientes mal. Tu pecho tiembla bajo la presión de todos los sentimientos negativos que amenazan con destruirte. Rabia. Impotencia. Tristeza. Frustración. Culpa. Solitud. Desesperación. Como un veneno que se extiende por tus venas.
Las palabras son como puñales afilados que se te clavan dentro, de la forma más imperceptible. Nadie nota tu dolor. O no les importa. O les provoca dicha. Sí, se alimentan de tu dolor. Pueden verlo en tus ojos. Disfrutan.
Los pensamientos se arremolinan en tu cabeza y tienes ganas de gritar. ¡DEJADME EN PAZ! ¡ES MI VIDA! ¡CALLAOS! Pero las voces siguen. Y siguen. Y siguen. Hasta que ya no las oyes. Pero tu malestar no desaparece. Cada vez te sientes peor y lo único que quieres es escapar. Volar a otro lugar. Perderte en algún lugar donde nadie te conozca. Sin mirar atrás.